Sarmiento siglo XXI

Artículo de La Nación del viernes 12 de agosto titulado "El engaño del populismo". Autor, un tal Rene Balestra. En los créditos del autor dice "director del doctorado en Ciencia Política de la Universidad de Belgrano".

Ha sido este hombre total y absolutamente politicamente incorrecto.
La Nación, se sabe, se le conoce. Aun así resulta asombroso que presenten tan desvergonzadamente su elitismo. Balestra, ha perdido el rumbo del decoro, del criterio. Se ha desubicado, para ubicarse en el lugar del ilustre Sarmiento. Una pretensión desmedida, desmesurada, diriamos, caradura. Sarmiento estaba en el ojo de la tormenta, tenía una autoridad fáctica enorme, tan enorme como sus desmesuras. Balestra, no sabemos quien es...

Dice avezadamente nuestro escribiente de la fecha:

"La argentina es un sociedad, en términos generales, populista. Y el populismo -no es ninguna novedad- es una nivelación para abajo. El esfuerzo, la perseverancia, el trabajo, el estudio, son verbalizados, pero no protagonizados con placer. Esta no es una condición argentina exclusiva. Pero, como en todos los ordenes de la vida, en el análisis se deben contabilizar los pro y los contra".

Sarmiento lo dijo mucho mejor en su momento, mucho más inspiradamente y con infinita mayor autoridad que Ballesta, en su "Facundo", lugar donde el ser argentino habitó el territorio de la vergüenza, de la ignorancia. Ballesta se calza el traje sarmientino y le falta recomendar como lo hiciera Sarmiento al ilustre fundador del periódico que publica impune sus burradas "... no trate de economizar sangre de gauchos, ese es un abono útil para la tierra. La sangre es lo único que tienen de seres humanos..."

Sigue el doctor Ballesta:

"La cantidad de valores o disvalores determina la calificación. Cuando en el seno de una sociedad como la nuestra la corriente del menor esfuerzo, del dejar pasar, del dejar hacer, corre impetuosa, uno debe anotarlo. Entre nosotros la multitud, desde hace demasiado tiempo, es exaltada y halagada indiscriminadamente. Importan los más, sin importar el para que. La calidad ha sido puesta bajo sospecha"

El párrafo no tiene nada, absolutamente nada que envidiarle a los escritos de "La Nueva República", de los hermanos Irazusta, de Ibarguren, Pico y compañía, jóvenes y cultos muchachos de prosapia que no dejaban de halagar el corporativismo fascista de los años 30 y a la monarquía como "la" forma de gobierno, en donde la jerarquía natural de las cosas quedaba asegurada. Eran estos muchachos los que denunciaban los males de la democracia, régimen subversivo que invertía el orden natural de las cosas, poniendo el frente de la sociedad a la multitud, a la plebe. Fueron estos chicos los que dieron el sustento ideológico al golpe de Uriburu y de alguna manera a todo lo que vino después.

No me extiendo porque me tengo que ir a clase, pero celebro que La Nación haga caer su careta y muestre claramente a través de este artículo su idiosincrasia oligárquica y elitista. Todo lo escrito antes y lo que venga después debería ser analizado a la luz de este prisma.

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