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Mostrando entradas de febrero, 2011

Oposición: síntesis de necedad y soberbia

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La pregunta que me hago es la siguiente: ¿quien puede ser tan necio, tan soberbio, para como para pensar y decir que tiene la solución definitiva a los problemas argentinos? Uno escucha a los potenciales candidatos para las elecciones de este año. Duhalde, Macri, Carrio, Sainz... De Narvaez ya dijo que no va por la presidencia pero si por la gobernación de la provincia. Reutemann se retiró. Alfonsín parece el más equilibrado. Esta gente habla del gobierno de Cristina, critican, despotrican, como si ellos pudieran hacerlo muchisimo mejor, como si ellos fueran la panacea. Al mismo tiempo no son capaces de tener una mínima manifestación de aprobación de la gestión de gobierno en algo, en caulquier cosa. Los únicos que escuche que tuvieran el criterio de dar la derecha en algunas cosas son Alfonsín y Binner. El ciudadano tiene que estar atento. Aun sin estar con ganas ni tiempo para ponerse a identificar las ideas de cada candidato, de cada político, el ciudadano tiene que olfatear cuando

Confusiones de clase. Cuando el Lobo es Caperucita.

El 3 de febrero de 1852 Juan Manuel de Rosas, caudillo federal y gobernador de la provincia de Buenos Aires, era derrotado en la batalla de Caseros, a manos de otro caudillo federal, el gobernador entrerriano Justo José de Urquiza. El establishment porteño recibió con júbilo la caída del tirano. ¿Cuál había sido el crimen de Rosas? Engordar los bolsillos de la burguesía porteña, mantener los privilegios del puerto de Buenos Aires, en un delicado equilibrio respecto de los intereses del Interior perpetuamente relegado. Básicamente, entonces, servir a los intereses de su propia clase. Sin embargo, los principales beneficiarios de su política, sus protegidos, fueron los que aplaudieron en primera fila su caida. Por su parte, los comerciantes ingleses que operaban en Buenos Aires -siempre los ingleses mal que nos pese- hicieron una lectura pragmática y precisa: la caída de Rosas abría un enorme signo de pregunta ya que Rosas era la garantía del orden. Traigo a colación este hecho histórico