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Mostrando entradas de octubre, 2017

Popularidad del poder

Parecería una constante histórica: las masas se acercan naturalmente al calor del poder, perciben el poder, huelen el espacio en donde se define la existencia, el devenir. Las masas no tienen ideología, no tienen lealtad. Su ética es la ética de la supervivencia. Si es Cristina, Cristina. Si es Mauricio, Mauricio. O el que sea. También saben huir del moribundo. La agonía huele y las masas lo perciben. Pero entonces las masas lo único que pueden hacer es acercarse o alejarse, pero no definen donde se ubica el poder. El sistema democrático asigna a las masas el rol de elector del gobierno. El truco es conseguir los votos de alguna manera. Luego depende del que llega, ejercer el poder. Poder para convencer, poder para gobernar, poder para mantener el poder. Luego del voto, las masas quedan expectantes. El elegido podrá ejercer el poder o no. Y las masas esperan, atentas, para cobijarse en el poder o para desgarrar la carne moribunda. Hoy el poder está en cambiemos.

No hay nada que se pueda hacer

Puede ser que ya para 1971 o 72 Lanusse se hubiera dado cuenta de que nada se podía hacer? Que la marea peronista era inevitable? Que hasta los más acérrimos antiperonistas, como el, nada podían hacer? Que la firmeza de las ideas que tenían, que su convencimiento íntimo de la maldad intrínseca del peronismo era absolutamente incapaz de torcer el curso de la historia? Puede que Lanusse y otros más se dieron cuenta de esto y de que también los argentinos cumplimos ciclos de autoaniquilamiento, de que la marea peronista así como había llegado a !a playa y estaba por arrasar con todo lo que él creía, también en algún momento se retiraría. Que para ser parte del movimiento de la historia también había que contemplar subirse a esa marea, e incluso ayudarla, porque en ese subirse a la antítesis del pensamiento se estaban sembrando las posibilidades de una marea distinta, más bien cercana  a lo que era parte de su pensamiento. Tal vez sea el momento de aceptar lo inevitable. Es el tiempo de e