Transando ideales para terminar con las transas...

Transando ideales para terminar con las transas

Nuevamente, el viejo dilema: el fin ¿justifica los medios?

El fin: la felicidad de un pueblo, el fin del sufrimiento, del hambre, de las provaciones... la realización integral del hombre.

¿Algo más realista, se podrá exigir? Si, seguramente: algo de felicidad, las menores carencias posibles, la posibilidad de intentar una vida digna, morirnos sin sufrir por nuestros hijos...

Los medios: el poder. Llegar al poder y usarlo para conseguir el fin. Llegar al poder implica transar con el poder, negociar con el poder, tratar de engañar al poder. Hacerle creer al poder que estamos ahi para servirlo, pero al mismo tiempo usarlo tramposamente para darle algo a nuestro pueblo... un algo, lo más posible, de felicidad. Llegar al poder, pero mantenerse puro entre la miseria, mantenerse limpio nadando en el barro. Ciertamente algo dificil.

Frodo tuvo que pasar por eso. Y alguna vez terminó cayendo.

Decía Eva Perón, en "Mi mensaje"

"Quiero decirles la verdad que nunca fue dicha por nadie, porque nadie fue capaz de seguir la farsa como yo, para saber toda la verdad. Porque todos los que salieron del pueblo para recorrer mi camino no regresaron nunca. Se dejaron deslumbrar por la fantasía maravillosa de las alturas y se quedaron para gozar de la mentira. Yo me vestí también con todos los honores de la gloria, de la vanidad y del poder. Me dejé engalanar con las mejores joyas de la tierra. Todos los países del mundo me rindieron sus homenajes, de alguna manera. Todo lo que me quiso brindar el círculo de los hombres en que me toca vivir, como mujer de un presidente extraordinario, lo acepté sonriendo, "prestando mi cara" para guardar mi corazón. Sonriendo, en medio de la farsa, conocí la verdad de todas sus mentiras. Yo puedo decir ahora lo mucho que se miente, todo lo que se engaña y todo lo que se finge, porque conozco a los hombres en sus grandezas y en sus miserias. Muchas veces he tenido ante mis ojos, al mismo tiempo, como para compararlas frente a frente, la miseria de las grandezas y las grandezas de la miseria. Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas. Ahora conozco todas las verdades y todas las mentiras del mundo"...

¿Cuál es el límite? ¿Hasta donde se puede llegar? ¿Quién puede mantenerse firme ante
la tentación del poder, y ver en el nada mas que un instrumento y no un fin en si mismo?

Decía Hipólito Yrigoyen, ante las elecciones que se celebrarían en Santa Fe, en 1910, aconsejando a sus correligionarios:

"...La necesidad de triunfar requiere desde luego el número, y no podemos elegir los hombres como lo hemos hecho hasta aquí; ya no podremos reposar nuestro pensamiento en el regazo de comunes sueños, porque en las reuniones que van a realizarse en adelante, encontraremos hombres movidos por finalidades prácticas, por recónditas ambiciones personales, y tendremos que marchar por las calles llevando de un lado al hombre de intención más pura, y del otro tal vez algún pillete simulador y despreciable. Esto lo impone, lo exige la lucha electoral en la que van a mezclarse. Pero no dejen que en las apasionadas luchas del interés, se consuma del todo la idealidad que nos ha mantenido unidos hasta hoy: ¡TRANSEN LO MENOS QUE PUEDAN CON LA REALIDAD!"

Felix, Luna. Yrigoyen. Ed. de Belgrano. P.168

En este mismo sentido, interesante lo que señala el amigo Feinman en su último programa de Filosofía Aquí y Ahora:

Transcribo previamente lo que nos dice el amigo Feinman por que se escucha un poco bajo:

"... no hay que admitir corruptos, nada de corrupción en la Argentina. No puede haber en
el gobierno un solo corrupto y si lo hay, a ese hay que echarlo. Porque nosotros no podemos tolerar estar defendiendo, porque lo defendemos por convicción, porque lo otro es horrible, pero estar defendiendo algo que no se defiende a si mismo. Entonces, por favor, si ustedes quieren que nosotros estemos ahí y luchando contra lo horrible que está del otro lado, nos tienen que dar una mano. Y la basura que tienen dentro, la echan. Y ahí nos van a tener con más entusiasmo, con más esperanzas, del lado de las buenas causas que pueden hacer de este país un lugar más digno para vivir y para morir..."





¿A quién le habla Feinmann? Le habla a Cristina, le habla a Nestor. Y lo hace desde un idealismo intransigente, que no acepta la posibilidad de ensuciarse ante una realidad sucia. Y declama este idealismo y su intención de defender el proyecto de este gobierno "contra lo horrible que esta del otro lado". Lo horrible que está del otro lado...

No estamos justificando la corrupción. Baste decir que es un mal inevitable, al que hay que limitar, encapsular. Mal inevitable ¿necesario también?...

Bueno sería que los líderes sepan mantenerse puros dentro de la corrupción, sepan ir hasta donde fuera posible, paro luego retornar a los principios. Tal vez no debamos pedir dirigentes moralmente intachables pero inservibles, sino tan solo que tengan la sabiduría para transar lo menos posible pero gobernando con miras populares.

Transar ideales para terminar con la transa...

Que sean los menos posibles Nestor y Cristina.





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