Tomas Abraham mete miedo.

Titula el artículo de Tomás Abraham de La Nación de hoy, 21 de octubre, dos días antes de las elecciones: "El país sin miedo"

De todo el texto habría que quedarse con el título y la frase final: “Por eso, el domingo podemos votar sin miedo”. Esta frase final, potente, noble, totalmente compartida, invalida toda la argumentación previa, de carácter apocalíptico, finalista, terminal. En otras palabras, todo lo que Abraham sostiene en el artículo lo invalida, lo anula, casi como en una operación matemática en donde creo recordar que menos por menos, es más.

Inicia Abraham su artículo presentando las opiniones de destacados intelectuales, referidas a la situación del país a fines del 2001 principios del 2002, y editadas en un libro de aquellos años. Opiniones desesperanzadas, apocalípticas. Y no era para menos en esa época donde parecía que el experimento argentino se terminaba, donde parecía que Carlos María de Alvear sería redescubierto como un genio visionario (sino, investiguen la interesantísima carta del ilustre patriota a lord Strangford, de 1815).

Todos estos hombres de pensamiento, de indiscutible altura intelectual, coincidían en algo: la crisis era terminal.

Incluido Abraham, quien dice algo así como: nos equivocamos, pensamos y dijimos que de esa, la del 2001, no salíamos más y sin embargo salimos. Dedica Abraham 5 (cinco) renglones –si, solamente 5 renglones- a ¿ponderar? que no pasó lo que estos intelectuales dijeron que iba a pasar. Dice textual Abraham: “Nuestro país ha cambiado, por suerte. [notese el factor que permitió el cambio: la suerte] Mis predicciones no se cumplieron, los chinos nos compran y los precios explotaron. Bajó la desocupación. Hay más trabajo. Eso vale oro. Pero no todo lo que reluce lo es…” Eso es todo, nada más. Veníamos de la muerte, del fondo del abismo, irreversiblemente liquidados. Así y todo, para Tomas Abraham, lo único bueno que pasó en estos 8 años, luego de volver de la muerte, fueron esos 5 renglones.

A continuación, se podría sintetizar, todo el desastre de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández.

Si se lee atentamente el artículo se puede observar que la casi totalidad de la queja de Abraham es de carácter corporativo: intelectuales censurados, canales oficiales copados por la propaganda oficial, negocio del fútbol monopolizado por el estado, uso perverso de la política de derechos humanos, incluso se queja de que se insulta a Tato Bores –personalmente ni me entere de que se había insultado a Tato Bores, ni quien, ni cuándo ni cómo, y creo que el 90% de la sociedad no está enterada de esto-, etc. etc. Quiero decir, da la impresión que son cosas que le interesan a él, a su horizonte inmediato y a un grupo de personas específicas, minoritarias, no por eso desatendibles, pero personas cuya preocupación no es si ese día van a tener que pintar cordones o levantar las hojas de los árboles de la calle donde esta la casa de Tomas Abraham. Que haya más trabajo, que baje la desocupación, para Abraham es una cuestión menor. Dice que es importante, lo dice pero no le importa. Le importa que no lo inviten a Canal 7 para que diga lo que tenga que decir –y muy probablemente lo habrán invitado a 678, como la invitaron a Sarlo-.

En todo el artículo se ve una gran bronca de narciso despechado. Me parece que el tipo lamenta que lo dejaran afuera de 678, que solamente lo llamen de TN.

El artículo en su totalidad es tan burdo, tan poco inteligente, escrito con pasión, parecería. Y si hubiera usado un poco la cabeza, hasta podrían atenderse muchas de las cuestiones que denuncia.

Por una cuestión de lógica elemental, si estábamos muertos como Abraham y esos intelectuales decían, muertos de muerte total, y sin embargo ahora estamos vivos, bien vivos, mientras Europa se incendia y en los los Estado Unidos están buscando los fósforos, ALGO BASTANTE HABRAN HECHO DE BIEN ESTA GENTE, DIGO, EL PINGÜINO Y LA YEGUA, como gusta de llamar a una parte de nuestros compatriotas y conciudadanos al ex presidente y a la Presidenta de la Nación. ¿No entienden que no puede estar TODO MAL? Hasta que no empiecen sus artículos reconociendo lo que este gobierno ha hecho bien, pero reconociéndolo de verdad, no van a ser creíbles, nunca.

Por eso Tomas Abraham tenga por seguro que la gente el domingo va a votar sin miedo.



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